
Alyson recorda el seu voluntariat
Alyson y Charlotte (dos jóvenes norteamericanas) pasaron tres meses en Barcelona con el programa El Casal Gap Year, estudiando por las mañanas y colaborando con el Centre Sant Jaume dos tardes a la semana. Alyson comparte sus recuerdos... "Bajo corriendo las escaleras de la finca y salgo a la calle peatonal. Sopla una brisa suave que me desordena el pelo y me echo a andar, camino a la parada del metro de Poblenou...
El sol se refleja en la pantalla del móvil y lo abro para leer un whatsapp de Charlotte: “Subo al primer vagón en Jimmy 1”. Sonrío al ver que ella emplea nuestra clave secreta para referirse a la parada de Jaume I, un lugar de encuentro tan habitual entre nosotras que merece su propio mote.
Mis botas hacen clac-clac al bajar las escaleras de la boca del metro y entro en el laberinto de túneles que forman parte del principal modo de transporte de esta ciudad bulliciosa.
Marco la tarjeta de transporte y las puertas de cristal se abren para dejarme pasar. Otro tramo de escaleras y una rápida mirada a mi alrededor para confirmar que estoy en la línea amarilla y en el andén correcto. Espero 27 segundos—lo sé por la marquesina en el andén—y subo al primer vagón.
En seguida veo a Charlotte y me siento a su lado. Nos felicitamos por la buena coordinación que nos ha permitido, por primera vez y después de varios intentos, sentarnos juntos en el metro.
A diferencia de otros programas de estudio en España, El Casal anima a los estudiantes, desde el principio, a experimentar y a dominar las habilidades de navegación por una gran ciudad mediante el transporte público. Nuestras tarjetas de transporte valen para tres meses y nos permiten explorar toda la ciudad sin limitarnos a las zonas más turísticas y el barrio donde vivimos.
Hoy, como todos los jueves por la tarde, vamos a una de aquellas zonas nada turísticas de la periferia, Badalona, donde residen muchos inmigrantes, refugiados y familias de escasos recursos económicos.
Durante los tres meses en Barcelona tuve la oportunidad de hacer voluntariado en el Centre Sant Jaume, un centro que ofrece refuerzo escolar, talleres y comida a más de 100 niños de Badalona. Destinada a un aula con un grupo de seis chicos de entre diez y catorce años, yo rápidamente desterré varias habilidades que no había empleado desde los tiempos en los que hacía de niñera en USA: negociar, mediar e incluso rogar.
En una tarde típica, intentaba descifrar los problemas de mates -no sólo en castellano, sino en catalán también- mientras buscaba la manera de contrarrestar la tendencia de los chicos de esquivar los deberes a toda costa. Y, poco a poco, lo conseguimos.
Pude aprender un poco de catalán rudimentario y los chicos aprendieron que hacer bien los deberes equivalía a tiempo libre para jugar en el patio.
Ellos llegaron a dominar las habilidades básicas de álgebra y yo me acostumbré a sus burlas sobre mi acento y la imposibilidad de pronunciar la doble erre. Sobre todo, siempre llevaré en el corazón los lazos que formamos yo, una americana, y este grupo variado de chavales de un barrio muy lejos del trajín de una de las ciudades más glamurosas de Europa".
Alyson